El control, y regulación de las posibles perturbaciones provocadas por estas señales armónicas, es hoy por hoy, un quebradero de cabeza, tanto para los usuarios de la propia red eléctrica, profesionales, compañías suministradoras, como para los Organismos Oficiales relacionados con el sector eléctrico.
Todo es debido al auge de la eléctronica de potencia en los últimos tiempos. Cada vez somos más los usuarios de equipos eléctricos, ya sea en casa o en el trabajo. Pues bien, todo esto ha provocado una situación problemática, a veces muy grave, donde las
corrientes armónicas generadas por los propios equipos eléctricos distorsionan
la onda de corriente senoidal original, perturbando así la operación de
estos mismos equipos.
Resultante de la superposición del primer y segundo armónico, pero con diferentes amplitudes y ángulos de fase.
Los
efectos que provocan estas perturbaciones son diversos:
- Distorsión de
la forma de onda, provocando sobrecargas, sobretensiones, y resonancias.
- Perdidas en las
líneas eléctricas.
- Interferencias
en los sistemas de comunicación.
- Calentamientos
excesivos y perdidas de energía en máquinas eléctricas, conductores y demás,
equipos del sistema eléctrico, etc.
El problema no solo puede sufrirlo el propio
usuario propietario de los equipos generadores de corrientes armónicas, sino
que a través de las líneas de distribución y de transmisión puede propagarlo a
otro usuarios de la red eléctrica, creando así una responsabilidad para sí
mismo, para la compañía suministradora, como para los organismos oficiales
relacionados con el sector eléctrico.
Una vez más, el progreso tecnológico ha
traído consigo una contaminación grave del medio (eléctrico, en este caso), es
preciso aprender a controlarlas a base de una tecnología adecuada, normativas
reguladoras de los niveles tolerables por estas distorsiones, y del contenido
de armónicos.
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